Nuestros ojos son, en esencia, dos lentes (lupas, dicho de manera burda) exquisitas que filtran, enfocan y tamizan la luz en su paso desde el exterior hasta nuestras retinas.
Cuando estamos mirando a una pantalla, otra parte de nuestros ojos llamada cristalino se encarga, mediante un músculo muy pequeño llamado músculo ciliar, de abombarse y formar una lente convergente que nos permite ver de manera nítida lo que tenemos delante en la pantalla de cualquiera de los televisores que existan.
Por otro lado, cuando el ojo está enfocado durante mucho tiempo en algo fijo, como la pantalla de ordenador o de un teléfono móvil, parpadea mucho menos. “Eso provoca que la lágrima, que se encarga de humedecer de manera natural el ojo, se distribuya peor, provocando sequedad en el ojo” explica el doctor Gómez.
A la sequedad en el ojo hay que añadirle además otra variable. Varios estudios han confirmado que esa sequedad se produce en menor medida cuando miramos a la pantalla de un portátil que cuando miramos a un televisor o una pantalla que esté al altura de los ojos. El efecto particular tiene que ver con la abertura parpebral, la porción de ojo que deja expuesta el párpado. Cuando miramos hacia abajo la superficie es mucho menor, se evapora menos lágrima de la superficie del ojo y la sequedad de ojo aparece después, o no aparece.
Por último, está la radiación. La radiación en sentido físico, no nuclear, ni radiactivo ni con cualquiera de los adjetivos sensacionalistas que suelen acompañar la palabra “radiación”. Cuando estamos mirando la pantalla hay unos rayos provocados por una serie de emisores (LEDs, por ejemplo), queirradian la luz hasta nuestros ojos. Es una fuente de luz directa hacia ellos. Eso provoca calor, y un calentamiento leve pero sensible en la superficie del ojo que puede acentuar los problemas con la sequedad del ojo.
“En la mayoría de ocasiones, los problemas ocasionados por las pantallas son una mezcla de ambos procesos, el esfuerzo continuo de acomodar el ojo y la sequedad ocular” matiza Gómez.
Hay una serie de pautas, relativamente sencillas de conseguir, para tener una mejor higiene visual cuando miramos a una pantalla, ya sea un ordenador, un televisor, un teléfono móvil o una tablet.
- Cuida la distancia, y lo que ello implica: Cuanto más cerca estemos de la pantalla más esfuerzo tiene que hacer el ojo para enfocar correctamente el texto. Con monitores de portátil no suele haber mucho problema, pero el efecto se acentúa con las pantallas de los móviles o con los monitores muy grandes, como los de un iMac, por ejemplo. “Normalmente acercamos las pantallas de los móviles mucho, mucho más de lo que deberíamos. La distancia ideal son 40 o 50 centímetros” apunta el doctor Gómez. Ajustar la resolución y el tamaño en los mismos es una buena idea. Cuanto más lejos menos calor y radiación de la pantalla llega.
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